Hay varias experiencias de escuelas públicas, concertadas y privadas que han impulsado un cambio estructural de sus prácticas de aula y de sus prácticas pedagógicas. Ese cambio de base está amparado por lo que se conoce como autonomía de centros, con esto nos referimos a que los equipos de dirección tienen la posibilidad de generar innovación educativa, nuevas propuestas y formas de trabajo en sus proyectos educativos.
Para ello es necesario conocer cuál es el marco de acción legal que tienen cada comunidad educativa, que responde a la legislación local o de cada país, y a partir de aquí evaluar cuales son las posibilidades de mejora reales y concretas en su centro.
Hay escuelas que directamente empiezan a trabajar con Ambientes Preparados para el aprendizaje, donde las clases pasan a ser una especie de laboratorios pedagógicos o también conocidos como ambientes temáticos donde se promueve la libre circulación y la autonomía de los niños a nivel de trabajo. Esto también requiere de un seguimiento y acompañamiento muy minucioso para realmente constatar que todas estas propuestas que forman parte del ambiente están generando los aprendizajes que se requiere que se logren.
Más allá de las normativas siempre hay un margen de acción para los educadores. Evidentemente cuando están acompañados por los equipos de dirección todos los cambios que se quieren implementar empiezan a funcionar de una manera diferente, a tener un impacto diferente porque ya es una decisión transversal a nivel de la comunidad y no solo de escuela pública, concertada o privada. Este impacto no se ve solo reflejado en los niños sino también en un mayor estado de bienestar del profesorado.
Para que todo esto fluya, es importante que la escuelas contemplen programas de formación continua de sus profesores, no solo pedir cambio sino que generar un sistema donde se apoye este tipo de trabajo a nivel de comunidades de aprendizaje, donde haya un intercambio real, incluso entre escuelas próximas en una misma región o comunidad. Los equipos de dirección suelen hacerse acompañar por asesores externos para guiar y generar estos procesos de cambio, generalmente son equipos de investigación vinculados a universidades o centros de formación como Montessori Canela y se genera un trabajo importante entre ellos.
La autonomía de las escuelas también se logra a partir de generar un gran ambiente preparado en diversos ámbitos donde puedan acceder a herramientas concretas, donde puedan por un lado gestionar mejor los recursos materiales, por otro lado generar un espacio formativo y de acompañamiento real a los equipos de educadores y por otra parte el poder tener un espacio de reflexión constante de todo lo que pasa en las escuelas incluyendo a toda la comunidad educativa.